ESCRITOS DE MI MEMORIA: Los amigos - Procesión, por Carmen Tomás Asensio - Agosto 2012




Los amigos
Poema
De Carmen Tomás Asensio






Los amigos,
esas personas que vamos descubriendo,
a lo largo del camino de la vida.

Esos seres iguales y distintos
que nos ayudan a sentirnos felices.
Que lo comparten todo con nosotros,
sin pedir nada a cambio.

Que sólo están ahí
para servir de apoyo
cuando sea preciso,
sin agobiarnos nunca.

Un hombro en que apoyarse,
unos brazos para acogerte,
una sonrisa para tus aciertos,
una lagrima en tus dificultades
un abrazo para animarte,
un estar, sin que se note.

Los amigos duran para siempre.
Algunos se quedan y los compartes
a lo largo de toda la vida.
Otros se van de tu lado,
y son un referente en la memoria,
pero nunca se olvidan.

Si dejan de estar,
dentro o fuera de tu vida,
lejos o cerca del recuerdo...
esos no son amigos.
para los amigos verdaderos,
siempre hay un sitio en el corazón.



Procesión
Virgen de la Cueva Santa, Castellnovo 15 – 8 - 2010
De Carmen Tomás Asensio




Procesión a la que asisto. Mucha gente, con sus mejores galas. Ropa, joyas etc, las señoras. Los caballeros, autoridades, de manera especial, traje oscuro.

Un grupo de jóvenes, uniformados con nickis amarillos, siguen las andas que llevan a la Virgen. Digo andas porque no sé cómo se denomina una pequeña plataforma con ruedas, que empujan por turno. Debe ser un honor hacerlo porque la dificultad es mínima. Largas filas de personas, (mayoría de mujeres), con velas encendidas se reparten los dos lados de la calle. Yo también, sin vela. Sigo a mi amiga Maruja. Vamos muy despacio y el trayecto, ocupado por muchos vecinos curiosos pegados a la pared, no se hace tan pesado por causas varias. No sé lo que hacen los demás procesionarios. Tengo que ser devota y no llevar mi curiosidad más allá de lo que hace Maruja, que va delante de mí, y lo que escucho de una pareja que chismorrea detrás.

Conforme avanza la procesión, lenta, muy lentamente, yo tengo más tiempo de contemplar el camino. Personas pegadas a las paredes de las casas, contemplando el desfile, no sé si por devoción o por curiosidad.
Pienso en un desfile de modelos. Todos/as elegantes, enjoyados,… charlando unos con otros y saludando a los que nos contemplan desde las aceras. Preguntando por sus familias, la salud, los viajes… Ni un minuto de descanso en los cambios de noticias. Aprendo mucho sobre lo que era un desfile procesional. Original.

Los balcones son otra nueva atracción. Llenos de flores en primera fila y en segunda de los orgullosos propietarios. Hay banderas españolas, en algunas barandillas, seguramente las mismas que celebraron el triunfo de los españoles en África. No quiero olvidarme de la iluminación. Aquí sí pregunto y me dicen que es la misma de todos los años y que sirve para las fiestas, Semana Santa y Navidad. Para tiempos de crisis me parece excelente y con el sonido de la banda municipal, que cierra el desfile, pienso que era el Final. Pero no, aún hay más.

Maruja sabe mucho de estos actos y yo me dejo conducir por ella.

- Crucemos al otro lado y podremos salir en la próxima calle- me dice.

Bueno, no entiendo el porqué, pero sé que ella sí y la sigo.

Pasamos de la fila de la derecha a la de la izquierda, con lo que encontramos personas distintas a las que saludar. (yo sigo sin entender el cambio, pero tampoco me preocupo demasiado). Al llegar a la esquina de la calle, Maruja se sale, discretamente de su lugar y tuerce hacía la izquierda y yo detrás. Seguro que será lo mejor.

Mientras la procesión sigue el trayecto fijado y da las vueltas que tiene marcadas “desde siempre” nosotros llegamos a la Iglesia. Absolutamente vacía. Nos acomodamos donde queremos y esperamos.

Llegan con la cruz, los estandartes, la Virgen en su anda, los mozos que deberían portearla, el cura, las autoridades y la música. Y muy importante, los fieles en sus filas y con sus velas. Que se reparten por los banco de la Iglesia y los llenan en un santiamén.

Se cantan los gozos, y esa es mi sorpresa. No me entero bien de la letra pero me parece emocionante la manera fervorosa en que la dicen.
Nuevamente la banda sale hacia la plaza y supongo que allí volverán a tocar alguna pieza de su repertorio. Son muchos y suenan bien.

Pero yo estoy cansada y cuando Maruja me da a elegir, entre concierto o casa, me inclino por lo segundo. Pido perdón a la banda, no es un desprecio, es que estoy hecha polvo.

Espero que esto sea una despedida, solo, hasta el próximo año. ¡¡Interesante!!

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