Crónicas desde el adriático - El fin del mundo - Ángeles Sánchez - Febrero 2012


Crónicas desde el adriático
El fin del mundo
Ángeles Sánchez - Febrero 2012

RAPSODIA DE MERCUCIO A LA REINA MAB:

Ya veo que te ha visitado la reina Mab,
la partera de las hadas. Su cuerpo
es tan menudo cual piedra de ágata
en el anillo de un regidor.
Sobre la nariz de los durmientes
seres diminutos tiran de su carro,
que es una cáscara vacía de avellana
y está hecho por la ardilla carpintera o la oruga
(de antiguo carroceras de las hadas).
Patas de araña zanquilarga son los radios,
alas de saltamontes la capota;
los tirantes, de la más fina telaraña;
la collera, de reflejos lunares sobre el agua;
la fusta, de hueso de grillo; la tralla, de hebra;
el cochero, un mosquito vestido de gris,
menos de la mitad que un gusanito
sacado del dedo holgazán de una muchacha.
Y con tal pompa recorre en la noche cerebros de amantes,
y les hace soñar el amor; rodillas de cortesanos,
y les hace soñar reverencias; dedos de abogados,
y les hace soñar honorarios; labios de damas,
y les hace soñar besos,
labios que suele ulcerar la colérica Mab,
pues su aliento está mancillado por los dulces.
A veces galopa sobre la nariz de un cortesano
y le hace soñar que huele alguna recompensa;
y a veces acude con un rabo de cerdo por diezmo
y cosquillea en la nariz al cura dormido,
que entonces sueña con otra parroquia.
A veces marcha sobre el cuello de un soldado
y le hace soñar con degüellos de extranjeros,
brechas, emboscadas, espadas españolas, tragos de a litro;
y entonces le tamborilea en el oído, lo que le asusta
y despierta; y él, sobresaltado, entona oraciones
y vuelve a dormirse. Esta es la misma Mab
que de noche les trenza la crin a los caballos,
y a las desgreñadas les emplasta mechones de pelo,
que, desenredados, traen desgracias.
Es la bruja que, cuando las mozas yacen boca arriba,
las oprime y les enseña a concebir
y a ser mujeres de peso.

Mercucio
Romeo y Julieta
W.Shakespeare.


"¿Dices qué es tierno el amor?
Es demasiado duro, áspero y violento,
y pincha como el espino."

Romeo
Romeo y Julieta
W.Shakespeare 


No sé si es el aire, si es el agua o si son las sobredosis de cafeína y azúcar. El tema es que aquí nos hemos visto obligados a desarrollar un nuevo método de judgar a las personas. Sí, sí. Aquí no hay altos, no hay feos. No somos estudiosos ni somos fiesteros. Ni buenos, ni malos.  Es todo más sintético. Más simple. Aquí o vas hasta los topes de hormonas, y lo demuestras, o de igual modo vas sobrehormonado, pero por alguna razón  implícita en los buenos modales lo intentas ocultar. 

Y andando cada cual a su rollo, con más prejuicios, con menos disciplina o con más dosis de ñoñería/encoñamiento, acabamos todos encontrándonos en el mismo camino. Somos como borregos. Sí, los Erasmus somos ovejitas perdidas en donde yo lo llamo: el fin del mundo. Y dentro de ese rebaño de ovejitas, hay un gran sector de ovejas negras: Los españoles.

¿Y por qué pululamos en el fin del mundo? Porque da la sensación de que aquí no exista el mañana. La gran ley Erasmus no es otra que: No dejes para mañana lo que puedas sentir hoy. Si te enfadas, te enfadas a lo bestia. Si te cae mal alguien, a lo grande. Si te encoñas, bueno si te encoñas no es que mañana se acabe el mundo, es que probablemente tu mente asocie la situación a un posible cataclismo natural Maya que ocurrirá en pocas horas. Y claro, tienes que hacer todo lo posible para conseguir al objeto de tu obsesión lo antes posible. Esa misma noche, los 5 meses que quedan por delante no son suficientes. Y evidentemente, si la cagas, si te rechazan, es el peor bad romance de tu existencia.  Algo que redundará en tu historia por los siglos de los siglos. Algo poético: "Oh, sí, lo entiendo, él es el amor de tu vida, la razón de tu existencia, su amor te transporta al paraíso."
Y así, nos dedicamos a ir creando nuevos cócteles molotov: Un ron-cola-cabreo asegurado, Un vodka sex on the beach, Un tequila depresivo, Un enamoramiento con un chorrito de whisky. Va a días.  Y con ellos, llegan los desvaríos. Los penosos; "no soy lo suficientemente buena para él", "ella no me quiere como yo a ella", "Esa zorra solo quiere fastidiarme porque sabe que me gusta" o "¿Por qué me mira mal el tipo ese?" Un sin fin de paranoias que soltamos debido a la embriaguez que al día siguiente nuestro estado más lúcido y sobrio no sabría explicar ni haciendo un croquis. 
Pero lo peor no es eso. Si al día siguiente no podemos explicarlo es porque muchas de las tonterías que sentimos, no se acaban cuando se acaba el pedo. No. Siguen y siguen. Y cuando crees que lo has olvidado ¡ZAS! Te encuentras en el doppio zero tomando un capuchino y pensando en que cinco meses no son suficientes para odiar tanto como te gustaría a esa persona. Ni son suficientes para dar todo tu amor a otra. Otra persona, la cual no sabe ni que existes, como tiene que ser, no hay otra. Por que claro, aquí se lleva lo de ser patético en el amor. No existen los amores verdaderos. Si tienes suerte, encontrarás una pareja que te dure todo el Erasmus y que finalizará con él, si no, irás de flor en flor, hoy me gusta uno/a, mañana me gusta otro/a y así, hasta que se acabe el tiempo. Lo normal será que tú también le gustes a algunos. Los cuales, pobres, también se equivocan al elegirte. 

Las cosas son así, todo espeso como el chocolate. Como decía Camilo Sexto: "Siempre me voy a enamorar de quien de mi no se enamora"

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